Esta ruta de colinas ofrece unas hermosas vistas y une tres iglesias. La existencia del pueblo, desde el que se inicia el paseo, proviene del establecimiento de una encomienda de Saint-Antoine en el siglo XII, pero también del desarrollo de los higos blancos importados de Oriente. La ciudad se llamó entonces Saint-Antoine-de-Ficualbano y luego pasó a llamarse Saint-Antoine-de-Figues-Alba antes de adoptar su nombre actual, Saint-Antoine-de-Ficalba. A lo largo del camino, descubrirá las iglesias que conforman el paisaje del Grand Villeneuvois: St-Antoine, reconstruida en el siglo XVI, que albergó una comandancia de hospitaleros en la Edad Media, la iglesia de St-Pierre-ès-Liens en Doumillac, enclavada en la vegetación, y Cambes, antiguo priorato benedictino de los siglos XII y XVI, que dependía de la abadía de la Chaise Dieu.
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