Este recorrido le invita a descubrir un mosaico de suaves colinas y pintorescos pueblos. Aquí se cultiva el arte de vivir, con alimentos tanto para la tierra como para el espíritu.
Esta tierra generosa es testigo de las maravillosas habilidades de los constructores de la Edad Media en lugares tan excepcionales como Aubazine y Saint-Robert. También hay innumerables tesoros naturales por descubrir, como la Causse Correzien y la sima de Fage. Quédese en las profundidades y descubra las balsas de Travassac, cerca de Donzenac, agradable ciudad medieval de calles circulares.
Más al Oeste, el Vézère serpentea entre colinas y huertos floridos para formar un valle verde y exuberante. Hay muchas sorpresas... pero la estrella de la región es la manzana, de la que existen 250 variedades en Corrèze, que se encuentran en los huertos entre Objat y Juillac.
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