El 27 de julio de 1944, Henri Ferrand, un joven combatiente de la Resistencia de 24 años, consultó el cartel de salida: "Tren de municiones para Rennes, salida a las 21 horas". Se dirigió a las vías y dejó sus dos bloques de plástico. Unos minutos después, una gran explosión sacudió la estación de Laluque.
Este tren de abastecimiento, de importancia capital para los alemanes, había sido abastecido lentamente a través del depósito de municiones de Taller, el segundo más importante del territorio francés. Hoy no queda nada de este depósito, salvo algunas municiones que se encuentran de vez en cuando en el bosque. Sin embargo, el trazado de la antigua línea de ferrocarril sigue siendo visible, oculto entre la vegetación.