Nacido de los caprichos de la tierra y del fervor de un abad, aparece en el recodo del camino que sube a la capilla de Largeau. Como un guía o un faro, tranquilizador por su presencia serena, y tan eterno: la capilla de San José se alza en la cima del valle de Ouin. El viajero puede asombrarse, conmoverse o meditar ante esta majestuosidad. Domina con orgullo este valle, en cuyo fondo, el río Ouin, serpentea y separa el Maine et Loire, la Vendée o los Deux Sèvres. Para completar la trilogía, la parroquia estuvo, a lo largo de los siglos, bajo la dependencia de tres diócesis: ¡Maillezais, La Rochelle y Poitiers!
Capilla
Monumentos inscritos y catalogados