El bosque de Grésigne

El bosque estatal de Grésigne es un espacio de pura libertad de más de 3.600 ha.
Es el mayor bosque de roble albar de Europa y un lugar único y salvaje. Una fauna muy rica lo ha elegido como domicilio y no es raro cruzarse con un ciervo, un corzo, nutrias, garduñas o más de un centenar de especies de pájaros que anidan aquí.
El Grésigne proporcionaba leña y algo de carpintería, madera para las duelas utilizadas en la tonelería del vino de Gaillac, carbón vegetal hasta los años 50 y madera para los hornos de los vidrieros de Grésigne, el último de los cuales se extinguió en 1850. El bosque, racionalmente explotado y mantenido, es hoy un lugar de caza mayor.
El punto más alto (Montoulieu, 480 m) de la era primaria, de piedra arenisca, dio su nombre al bosque de Grésigne. Las mesetas circundantes son del Jurásico (era secundaria) y están compuestas de piedra caliza.
Los romanos ocuparon la Grésigne y aún se conservan oppida (montículos de tierra utilizados como defensa), restos de campamentos y una calzada romana en el territorio de Puycelsi.
Una naturaleza protegida con una fauna y flora excepcionales, un lugar encantador donde reina el misterio de un gran secreto, los vidrieros de Grésigne.