Hasta la Revolución, el convento de los Récollets ocupó la plaza. Tras las inundaciones, la ciudad de París financió la construcción del pabellón que albergaría el mercado de Chasselas. El diseño incorpora elementos clásicos como las columnas toscanas en las esquinas y el ladrillo, pero el edificio también da cabida a materiales más modernos como el metal, el cristal y el hormigón.
Las decoraciones de formas geométricas resaltan los racimos de uvas de los muros exteriores.