Este pueblo se volvió en un centro de explotación de agua mineral por casualidad. En 1908, la Empresa del Carbón de Brassac estaba buscando nuevos filones. Uno de sus sondeos, bajado a 200 metros, hizo surgir agua. Algunos habitantes se sirvieron de esta para limpiar las pequeñas heridas y constataron una aceleración de la cicatrización. Para explotar esta fuente, una sociedad fue creada en 1912: la compañía de la Hydroxydase, así nombrada por el poder oxydo-reductor del agua. Por mucho tiempo artesanal, la explotación de la fuente se volvió industrial con una producción vendida sólo en farmacia para sus poderes terapéuticos. Una desviación de la Couze, llamada “béal”, atraviesa el pueblo y hacía funcionar un molino, todavía visible cerca del castillo. Hasta mediados del siglo 20, alimentaba también fuentes y lavaderos e irrigaba numerosos vergeles.