Este pueblo se eleva en los peñascos, y está protegido por el torreón del castillo feudal del siglo 13. En la planta baja, se descubre una de las más bonitas salas góticas de Francia, la sala de los caballeros, con, en los muros, frescos reconstituyendo la novela de Tristan e Iseult. Luego, la segunda sala del castillo ofrece una vista panorámica del torreón. El sitio arqueológico del Chastel, con tumbas rupestres e antropomórficas de la Alta Edad-Media, domina el pueblo. Este sitio está coronado de un osario de forma cilindro-cónica. Una capilla románica del siglo 12, con su campanario del siglo 16, esconde tesoros, incluso una “virgen al ave” y un fresco del señor de Saint-Floret.
Las fuentes de Saint-Floret están localizadas a lo largo de las fallas de la corteza terrestre que se extienden entre Besse y Saint-Floret. La más importante es la fuente de la Ribeyre, apodada fuente de “la cabeza del león” por su forma y su color, causados por los sedimentos de sal y de caliza que contiene. Podéis coger el sendero acondicionado por el Conservatorio de los Espacios y Paisajes de Auvergne para descubrirla. Luego, hay la fuente de la Fon du bon Saint-Flour que brota en una fuente en el pueblo de Saint-Floret. Estaba también apodada “la fuente de la barriga” porque tenía la virtud de curar los problemas gástricos de los niños. Hoy en día, no está más accesible. Por fin, localizada entre Saint-Floret y Saint-Vincent, la fuente de la Font Salade se ve de lejos gracias a sus numerosos sedimentos de caliza colorados. Fue explotada a finales del siglo 19, pero su caudal débil no ha permitido a la explotación sobrevivir.