En las inmediaciones del camino de sirga, un extraño aparato se alza sobre la orilla del río Aturri. Se trata de un antiguo aparejo de pesca que solía utilizarse para izar las redes que se disponían bajo el agua. Hasta bien entrado el siglo XIX las aguas del Aturri estaban tan llenas de vida que hasta el salmón era un alimento de lo más común.