Durante décadas estos árboles han sufrido sucesivas podas que les han dado esta particular forma. Cabe señalar también que estas podas, realizadas a menudo con el objetivo de suministrar leña, han dado lugar a la aparición de cicatrices en forma de bultos o “muñones”. La presencia de estos árboles es un regalo del cielo para los insectos saproxílicos (que se alimentan de la madera muerta) y también para las aves, como el pájaro carpintero, que se alimentan de sus larvas.