Lestelle-Bétharram es el primer gran peregrinaje marial de los pirineos. La leyenda cuenta que a orillas del Gave de Pau, un grupo pequeño pastores encontraron una estatua de la Virgen María. El cura de Lestelle, que significa estrella en bearnés, quiso recuperarla, pero siempre volvía dónde la había encontrado. Los creyentes construyeron ahí un oratorio dedicado a la que la Iglesia llamó La Estrella de la mañana. Se cuenta también que una niña arrastrada por las aguas llamó “Nuestra Señora”, la protectora de este lugar. Una rama le fue extendida y fue salvada. Esta “bella rama”, en bearnés “Beth arram”, dio su nombre al lugar. El Oratorio se volvió en un santuario y mucho más antes que Lourdes, una multitud de peregrinos afluyeron en este lugar de devoción marial.