En 1566, la reina de Navarra Jeanne d'Albret donó esta finca, casa, pajar y terreno a M. de Casaux, su médico. Ella la convirtió en "la Casa Noble de Tout-y-Croît". Había querido hacer de esta propiedad un ejemplo para el Béarn, que era entonces más pobre que la Navarra. Habiendo crecido en la corte de Francia y de su tío Francisco I, Jeanne d'Albret fue una reina ilustra que quiso traer a su reino las mejores técnicas, en particular en la cría de ganado y el cultivo de la viña: el Jurançon siendo exportado a Inglaterra. La reina, admirando este hermoso dominio, habría dicho, al ver una pequeña violeta: "Pero todo crece allí en esta tierra" (tout-y-croît). Esta propiedad privada ha mantenido su vocación agrícola.