El castaño es bastante común en la montaña vasca. Puede medir hasta 20 o 30 metros y vivir varios cientos de años. Su fruto, la castaña, ha desempeñado un papel importante en la dieta europea porque se puede comer de muy diversas maneras. Incluso puede transformarse en harina para hacer pan, un uso que fue bastante habitual en periodo de escasez.