Primos botánicos de los sauces, con los que comparten su capacidad de adaptación a los suelos anegados, los chopos han sido plantados en este lugar por el ser humano con el objetivo de crear un bosque húmedo. Sus hojas revolotean con la menor brisa (debido a su largo y aplanado pecíolo) y a las abejas les encanta por el abundante polen y propóleo que les proporciona.