Una vez en el paso de Oneaga, podrá hacer un descanso a la sombra de un robledal. Enseguida observará que son árboles con formas enigmáticas: troncos macizos coronados por extraños muñones, y luego múltiples ramas. Estas formas son el resultado de la repetida tala y extracción de madera por parte de generaciones de habitantes de la zona.