El macizo de Arbaila está compuesto esencialmente de piedra caliza. Se trata de una piedra muy soluble que es fácilmente alterable por el agua, de ahí la presencia de numerosas grutas y cavidades. Justo en este lugar tiene un buen ejemplo de ello. Eso sí, ¡ni se le ocurra adentrarse en su interior sin la ayuda de un experto en espeleología!