Al ser una especie que necesita de zonas frescas y húmedas, la vertiente norte de la Colina de la Bergerie es el hábitat ideal para el haya, ya que encuentra en este entorno natural las condiciones idóneas para prosperar. En el caso de los ejemplares que verá en la colina, cabe destacar que todos ellos están desmochados. Durante décadas estos árboles han sufrido sucesivas podas que les han dado su particular forma actual. Cabe señalar también que estas podas, realizadas a menudo con el objetivo de suministrar leña, han dado lugar a la aparición de cicatrices en forma de bultos o “muñones”. Por otra parte, la presencia de estos árboles es un regalo del cielo para los insectos saproxílicos (que se alimentan de la madera muerta) y también para las aves, como el pájaro carpintero, que se alimentan de sus larvas.