Está en el territorio de uno de los municipios más pequeños del valle. El pueblo, acurrucado al pie de la montaña, ha vivido durante mucho tiempo de las actividades agropastorales tradicionales que según el tipo de ganado proporcionaban la carne, la leche, el queso y la lana. La apertura de canteras contribuyó posteriormente a su economía. El lavadero, la fuente, la iglesia… y las casas de arquitectura típica componían un bonito decorado en este marco campestre. Además, Ger significa «granja rodeada de praderas» en “patois”, el dialecto local.