Dominado por el Castillo de Miramont (siglos XVII y XIX) el pueblo de Adast le invita a refrescarse bebiendo el agua fresca de sus fuentes. Aprovechará para ir al lavadero y su cabénère utilizada antaño para conservar la leche. Desde allí, podrá prolongar su paseo hasta Saint-Savin a través de un bonito sendero, y a la vuelta visitar la iglesia. Construida en el siglo XVIII, posee un frontispicio románico semicircular cuyo origen se remonta al siglo XIII.