Durante una parada en Jamioulx, Napoleón se cruza con el cura del pueblo, Jean-Nicolas Jénicot. Este último inicia una conversación con él. Le impresiona tanto su inteligencia que el emperador anota su nombre en un cuaderno, añadiendo que lo convertiría en el futuro obispo de Tournai. La derrota de Waterloo impedirá la realización de este destino. Jean-Nicolas Jénicot está enterrado en el viejo cementerio de la pequeña iglesia neorromana Saint-André.
Iglesia Saint-André • Rue Willy Brogneaux • 6120 Jamioulx