El pueblo de Urval es una auténtica parada en el Périgord. Las casas restauradas con espíritu de autenticidad, la iglesia fortificada y el horno comunal hacen de Urval un sitio explicativo de la vida en la época medieval
El horno comunal, que data del siglo XIV, es un raro vestigio de la vida feudal. Los habitantes de la aldea, puestos bajo la autoridad y la protección del señor o de la parroquia, debían utilizarla a cambio de una cuota. La prohibición significaba que no podían utilizar el horno y, como sólo había uno, no podían hacer pan También había un molino común en el mismo modelo.
Aunque esta tasa señorial ha desaparecido, el horno sigue funcionando una vez al año para la fiesta del pueblo en agosto.